Recuerdo haber abierto latas de sardinas sin fecha
de caducidad, por la sencilla razón de que hace años no constaba ese dato en el
envase de forma específica, haberme hecho un bocadillo con ellas y encontrarlas
gloriosas de sabor. Eran latas adquiridas en un economato de empresa que
llevaban en una balda llena de polvo casi desde que el barco ballenero Pequod se diera muerte al cachalote blanco Moby- Dick, y que disponía de lengueta de hojalata para ser abierta con llave de ranura. En aquellas latas ponía que
las sardinas estaban bañadas en “aceite
puro de oliva”. Aquello me tranquilizó. No recuerdo la marca de la compañía
enlatadora. Da igual. Pues bien, ahora me entero leyendo a José Carlos Capel, en El País,
de que las sardinas enlatadas, como sucede con el vino embotellado, mejora con
los años. En ese periódico aparece la foto de una lata de sardinas abierta (marca
La Góndola, año 2009) y Capel asegura: “Las sardinas que
contiene esta lata han sido elaboradas de la manera tradicional con piezas de
la campaña 2016. Mejorarán con el paso del tiempo. Resultan buenas desde el
primer año y más aun a partir de los siguientes, a medida que se vayan tornando
más melosas por efecto de su maduración en aceite de oliva virgen extra. No
obstante, recomendamos descorcharla (sic) en el transcurso de la próxima década
y almacenarla en un lugar seco a temperatura fresca girándola periódicamente
para acentuar la impregnación del pescado”. Y añade que algo parecido sucede
con las latas de bonito del norte. A la pregunta de si caducan las sardinas,
indica Capel: “En absoluto. Se afinan con el paso del tiempo a condición de que
se hayan envasado con aceite de oliva y se conserven en condiciones adecuadas.
En mi opinión, atraviesan un periodo óptimo entre los 5 y los 10 años.
Transcurrida una década se estabilizan y no mejoran, aunque se mantengan en
perfecto estado. La fecha de consumo preferente es solo indicativa, justo para
cumplir con lo legislado, pero su proceso de afinado puede proseguir durante
bastante más tiempo”. Pues nada, a obedecer.
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