La derecha de Pablo
Casado teme que en los comicios del 28 de abril exista fragmentación de
voto por pequeños partidos, lo que iría en detrimento del Partido Popular. El
Partido Aragonés ha tomado nota y ya ha señalado su presidente, Arturo Aliaga, que no se presentarán
coaligados, tal y como hicieron los regionalistas aragoneses, Unión del Pueblo
Navarro y Foro Asturias en las anteriores elecciones generales, donde se habían
comprometido en una alianza mediante documento expreso. De hecho, todos los
partidos presentes en las listas
electorales que no consigan un mínimo del 15 % de votos emitidos tampoco
conseguirán escaño en el Congreso. Consciente de ello, el Partido Popular prefiere
que no presenten listas en ninguna circunscripción. Aquí, como en el teatro, no
hay que “robar escena”. Cuenta hoy El País que
esos navarros y esos asturianos ya han firmado, sin embargo, alianzas con el PP
pese a las críticas de Casado con lo que ha dado en llamar “la moda del multipartidismo”. Cuenta El País,
como digo, que “las últimas encuestas
señalan que el bloque de la derecha (PP, Ciudadanos y Vox) no obtendría una
mayoría suficiente para gobernar. Al PP le preocupa también perder la
mayoría absoluta en el Senado, la Cámara que aprueba, a instancias del
Gobierno, la aplicación del 155 en Cataluña, y por eso dará mayor protagonismo
a los senadores del partido durante la campaña”. Por el momento
las encuestas no les son favorables. También señala ese diario que “el partido
de Santiago Abascal ha salido de
inmediato al paso de la petición de Casado, reiterando su decisión de
presentarse en todas las circunscripciones electorales. A través de un
comunicado, Vox ha recordado que su secretario general, Javier Ortega Smith, ya contestó a su homólogo del PP, Teodoro García Egea que la decisión
adoptada el pasado 19 de febrero por su Comisión Ejecutiva Nacional era
inamovible y que Vox no se va a plegar a los intereses de ningún otro partido”.
Vox se ha venido arriba lanzando ese órdago, sin pararse a pensar que las
generales del 28-A nada tienen que ver con las pasadas elecciones andaluzas. De
momento, a morderse el labio inferior, a sacar la punta de la lengua, a torcer
los labios, a elevar las cejas y a
guiñar el ojo. El resultado de esa complicada partida de mus, la larga noche de san Prudencio. Abascal, de momento, parece haberle recordado a Casado los versos de Quevedo: "No he de callar, por más que con el dedo, / ya tocando la boca, o ya la frente / silencio avises o amenaces miedo".
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