domingo, 31 de marzo de 2019

La profecía de don Agilolfo




Me han regalado un pase para ir al cine. Es una película histórica. Si puedo iré a verla, aunque ya les anticipo que es para la sesión de tarde del día 28 de abril y la entrada es de gallinero. El caso es que tengo un conocido de barra que dice saber el argumento y que ya ha visto un tailer.
--No será  ¿Dónde vas Alfonso XII?
--No, es otra.
El conocido de barra, que sólo toma anís Las Cadenas, de finísimo paladar, me adelanta lo que los españoles podremos ver estupefactos el día siguiente de los comicios a las generales. Según él, las dos Castillas van a votar con generosidad a Vox, que es una escisión del Partido Popular. Y hasta puede que ocurra algo parecido en Murcia, Valencia, Almería , Ceuta y Melilla. Y por aquello de las sumas y las restas, el Partido Popular puede que no alcance sus expectativas de  Gobierno, es decir, que se dé un tozolón. Y entonces entrará en escena Ciudadanos, que es como el Séptimo de Caballería,  con Albert Rivera a la cabeza, que ya no se llama Albert sino Alberto Carlos,  adornándose en el hemiciclo como un torero de postín e intentando coaligarse con los socialistas , eso sí,  “por el bien de España”.
--¿Y a Pablo Manuel Iglesias Turrión qué papel se le asigna en esa película?
--No sabemos… No se le olvide a usted que es un actor de reparto.
--Sí, claro, hasta Rin Tin Tin tiene su huella estampada en el Paseo de la Fama de Hollywood. Dicen que murió en brazos de Jean Harlow.
--O sea, como la hija de Montpensier en brazos de Alfonso.
--Mas o menos…
El conocido de barra, al que el camarero saluda como don Agilolfo y que posee una fábrica de lejía, escupe en un bacín, apura el trago levantando el dedo meñique a modo de antena, se despide y se marcha. Yo me quedo en la barra pensativo dándole vueltas con la cucharilla a la taza de café. Me da la sensación de que a don Agilolfo le sobra presunción, pero no me hagan mucho caso.

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