domingo, 24 de mayo de 2020

Cuestión de tiempo

Javier Gallego, en Eldiario.es, escribe hoy un artículo, que titula “El virus de la Corona”,  donde dice lo que no quieren explicar los periódicos cortesanos, los que entienden que Felipe VI se ha armado de valor, ha desposeído de sueldo a su padre por su conducta poco ejemplar y ha renunciado a su herencia,  imposible de llevar a cabo mientras su padre siga vivo. Gallego entiende, como entendemos muchos españoles, que “durante estos días angustiosos de pandemia ha sido estruendoso el silencio de la Casa Real”. Pero de pronto el rey aparece en escena (siete minutos en televisión), no preocupado por los ciudadanos enfermos sino por las caceroladas que se escuchan a diario contra la Monarquía. Por tanto, renunciar a herencias en vida del progenitor es un brindis al sol que nadie entiende.  Como bien señala Gallego, “si el rey conocía el posible delito de su padre tenía que haber sido el primero en ir a denunciarlo como ciudadano ejemplar y debiera haberlo hecho público. No hizo ninguna de las dos cosas sino esconderlo hasta que le han descubierto”. Ya puestos a renunciar a herencias, podía también Felipe VI renunciar a la Corona, heredada de su padre, que a su vez la heredó de Franco. Termina recordando Gallego que “el hijo ha matado al padre en vísperas de san José. Pero el padre es un Saturno que puede acabar devorando a su hijo. Cada vez quedan menos miembros en esa familia disfuncional que ya no cumple el único requisito que justifica su existencia: dar ejemplaridad y estabilidad”. Saturno (el titán griego Cronos) solía ser representado como un anciano curvado por el peso de los años, sujetando una guadaña para señalar que presidía el tiempo. Y el tiempo, entendido como la duración de las cosas y que avanza de manera inexorable, terminará por poner cada cosa en su sitio.

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