En julio de 2006 se anunciaba por la prensa que la
casa de subastas Fernando Durán, de
Madrid, especializada en libros y manuscritos iba a proceder a subastar el
archivo personal de Augusto Ferrán
Forniés, consistente en cuatro carpetas, documentos, revistas, manuscritos
y recortes de prensa del siglo XIX encontrados en 1990 en una vivienda de
Tarazona. Tengo entendido que durante una de las estancias de Ferrán en Vera de
Moncayo (de donde era su asistenta, de nombre Petronila) un notario de Vera de Moncayo, Santiago Sola, le embargó a Ferrán todas sus pertenencias por unas
deudas contraídas tiempo atrás. Parece ser que con motivo de unas obras en la casa
que antaño fuese de ese servidor público se procedió a una limpieza del desván en
Tarazona y fue allí donde aparecieron muchos papeles viejos de difícil clasificación
que iban a ser tirados a la basura. El
vecino turiasonense Javier Bona, hasta entonces responsabe del Patronato de
Turismo de la DPZ, antes de proceder a deshacerse de ellos, les dio un vistazo.
Ferrán nunca pagó la deuda y en casa del notario permanecieron sus pertenencias
hasta el olvido. Había, además de documentos de notario, papeles de Ferrán, de su
padre, que era dorador de retablos en Madrid, de Gustavo A. Bécquer y de su mujer, Casta Esteban. Según se desveló en las cartas felizmente no
destruidas en aquel desván de Tarazona. A partir de ahí se pudieron entender
muchas cosas. Parece ser que Petronila invitó Ferrán a ir a Veruela en 1861 en un
intento de huir de sus acreedores madrileños. En el cenobio, tras la Desamortización se
alquilaban celdas a aquellos visitantes que quisieran pasar temporadas en las
faldas del Moncayo. Y allí llegaron los hermanos Bécquer acompañados de sus
hijos (ambos hermanos estaban separados) en diciembre de 1863 y donde
permanecieron hasta julio de 1864. Posiblemente Gustavo Adolfo ya conociera el
monasterio por sus visitas a Soria en 1861 y 1862, por Casta Esteban, nacida
en Torrubia en 1841, pequeño pueblo de la comarca de Gómara, por Noviercas,
donde sus suegros Francisco Esteban
y Antonia Navarro, tenía casa y por su tío paterno Curro Domínguez, por aquel entonces gobernador civil de Soria. En Noviercas
nacieron Gregorio, el primer hijo del
poeta, en1862; y Emilio,
el tercero,
en 1868. De este último hijo se sabe muy poco. Parece ser que vivió
siempre con su madre y que murió con apenas 10 años. Existe una
entrevista de Heraldo
de Madrid en 1932 hecha a Julia Domínguez, la hija de Valeriano y de
Winnefred Coghan,
muy interesante y que aporta muchos datos. Falleció en Madrid en 1938, a
los 78 años. Hasta su fallecimiento conservó Julia Domínguez la
cicatriz de la herida que de niña se hizo en el mentón jugando en las
escalerillas de la cruz negra de Veruela.
No quisiera terminar sin añadir que la madre de Augusto Ferrán, Rosa Forniés Suñén (1835-1859) era
aragonesa, nacida en Pallaruelo (Huesca), a 11 kilómetros de Sariñena, a cuyo
ayuntamiento pertenece.
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