domingo, 24 de mayo de 2020

"En el día de hoy..."

Hoy, 1 de abril,  he querido comenzar como la novela de Jesús Torbado, o como encabezaba aquel último “parte de guerra” que daba el triunfo de la Guerra Civil a un sátrapa de voz atiplada y de la peor calaña que ha parido madre. Dicho eso, vayamos por partes. Álvaro Nieto, en su artículo “La culpa es de los muertos”, aparecido en Vozpópuli, hace referencia a los errores del Gobierno de Sánchez para intentar contener el foco de un coronavirus que ya está causando más muertos en España que en Italia. Dice Nieto: “Los mismos creadores que durante semanas nos ofrecieron la película ‘Aquí no pasa nada’ y que luego, cuando todo estalló, nos mantuvieron entretenidos con ‘Hicimos lo que nos dijeron los expertos’ y ‘Ya hemos llegado al pico’, este fin de semana nos han traído su más reciente producción: ‘La culpa es de la gente, que sale demasiado a la calle, y de la UE, que es muy mala y no nos quiere ayudar’.“Esta guerra se perdió -sigue escribiendo Nieto- el día que nadie tomó medidas de prevención cuando saltaron las alarmas, primero en China y luego en Italia. El día que, ya con el virus en España, nadie se lo tomó en serio y se siguió actuando con negligencia. El día que, con un par de focos muy localizados, nuestras autoridades fueron incapaces de cerrarlos a cal y canto para no propagar la infección. Y, por supuesto, el día que la improvisación, la descoordinación y el caos se apoderaron de los dirigentes políticos”. Y en esas estamos. Por si ello fuese poco (casi mil fallecidos diarios en nuestro país),  el Gobierno ya asume que tendrá que pedir un rescate al Mecanismo Europeo de Estabilidad para intentar salir del cráter económico. Pero Sánchez debe ser consciente de que ese fondo del MEDE es de 475.000 millones de euros y que, probablemente, habrá de repartirse entre aquellos Estados que lo soliciten. De la misma manera, Sánchez deberá ser consciente de que se prevé en España un hundimiento turístico, que ha llegado a representar el 12% del PIB. Pero lo más triste de esta lenta agonía, si cabe, es que dirigentes del PP y de VOX, lejos de proponer soluciones constructivas en un intento de tratar de mitigar esta “plaga bíblica”, se obcecan en poner nombres y apellidos a los, para ellos, “responsables” del tremendo dolor causado por el COVID-19, como si abrigasen la esperanza de poder llevar, cuando el dolor amaine, a los Tribunales de Justicia a no sabemos quiénes. Se puede y se debe ejercer la Oposición en el Parlamento en un Estado de derecho. Pero de eso a pretender un nuevo Nürnberger Prozesse hay un abismo. Aquí, el único responsable de las muertes y del tremendo dolor causado es el  COVID-19, que se identificó por primera vez durante la investigación de un brote en Wuhan (China), que se propaga de persona a persona, que causa efectos deletéreos, y para el que no existe de momento vacuna. Desde el Gobierno de España se está haciendo, a mi entender, lo que se puede para contener la pandemia; y la obligación de la Oposición es ayudar en la medida de lo posible a ese logro, sin tratar de poner palos en la rueda. Y el trabajo de los sanitarios es de una heroicidad sin parangón. Pero ni me gustó la postura del socialista Felipe González (cuando Sánchez formó Gobierno tras el acuerdo entre él e Iglesias) y dijo aquello de “es como darle un cargo a Juanito y así Juanito critica menos”; ni me pareció correcto, tampoco, que en mitad de la crisis del coronavirus, cuando todos los españoles, incluidos los niños, estábamos obligados a permanecer en casa, Aznar (ese “rico europeo” como le define The New York Times) y su mujer, Botella, huyesen a Marbella teniendo su residencia en Madrid. Ambos expresidentes han terminado por hastiarme. Se puede perder todo, menos la elegancia.

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