La derecha más rancia existente en España, además de
VOX, anida en la fundación FAES, que preside Aznar. Y este hombre, el de la foto de las Azores, el que durante
el inicio del confinamiento domiciliario de los españoles por el coronavirus se
largó a Marbella, aprovecha ahora el peor momento del Gobierno que preside Sánchez para lanzarle un viaje en el
lomo con su tralla de arreo: “Debe romper con Unidas Podemos si desea un
pacto”. Esa fundación con nombre de laboratorio farmacéutico vasco, señala,
según leo hoy en el diario El País,
queeste es “un Gobierno fallido, y el
destino de los proyectos fallidos es el de ser olvidados y, en último término,
sustituidos. Si Sánchez plantea los pactos [de la Moncloa] como una forma de
apuntalar su fórmula de gobierno con Podemos y los demás acompañantes,
simplemente fracasará”. Aznar muestra su particular anafilaxia (la
manifestación alérgica más grave que existe) hacia Pablo Iglesias Turrión, cuya picadura se le antoja más deletérea que
la de una escolopendra. Y como carece de un antihistamínico que se contraponga a
ese enfermizo trastorno, se dedica a lanzar correazos a troche y moche contra
lo que no le satisface. Cuando habla ese gurú de la derechona, esa especie de
pope Kalikatres que cree estar en
poder de la cuerda de trenzado, Casado,
que preside el Partido Popular, se limita a decir “amén, hágase tu voluntad y
no la mía”. A mi entender, cuando un expresidente del Gobierno (no digo “jarrón
chino”, porque los jarrones chinos permanecen silentes allí donde se encuentran)
no tiene nada importante que aportar para el buen funcionamiento de España, lo
mejor que puede hacer es callarse. Como
expresidente del Ejecutivo, Aznar tenía derecho a formar parte del Consejo de
Estado, contemplado en el artículo 107 de la Constitución Española. Pero sólo
formó parte de ese Organismo para hacerse una ridícula foto con bigotín, toga
negra con insignia y puños rojos, y poco más. Prefiririó dedicarse a sus
negocios privados, posiblemente mucho más rentables. En aquella jura, creo
recordar que fue el 21 de abril de 2005, Aznar dijo que “por encima de las orientaciones políticas propias de cada
Gobierno prevalezca la continuidad histórica de España y la voluntad de convivencia en libertad".
¡Qué risa! Menos mal que existen las hemerotecas. Era el primer expresidente que decidía
incorporarse a esa Institución después de que la Ley Orgánica que la regula
hiciera posible que los expresidentespasaran a ser consejeros de forma automática. De hecho, en febrero de
ese año remitió una carta al residente del Consejo de Estado, Francisco Rubio Llorente, donde
comunicaba su deseo de integrarse en ese órgano consultivo en calidad de “consejero
nato vitalicio”. Pero en junio de 2006, año y poco más tarde, Aznar
dejaba de pertenecer al Consejo de Estado por su incompatibilidad con su nuevo
cargo en el consejo de administración de News
Corporation dirigido por Rupert Murdoch.
Aznar, que dijo hablar catalán en la intimidad, conocerá ese dicho de “la pela
es la pela”. Todos recordamos cuando el 16 de febrero 2006 hubo un dictamen del
Consejo de Estado donde se concluía que era posible, incluso deseable, una
reforma de la Constitución. Pues bien, Aznar no sólo emitió un voto particular (algo
que también hicieron Manuel Díez de Velasco y Luis Díez-Picazo) sino que además emitió un voto contrario a
lo allí debatidoal
no estar de acuerdo con la modificación el artículo 2, ni en la no derogación
del artículo 150.2 De paso, aprovechó para criticara Rodríguez
Zapatero.Fue el único voto
discordante. Cuatro meses más tarde, como decía, más galán que Mingo se largaba del Consejo de Estado
por incompatibilidad con el cargo que le había ofrecido el magnate australiano
de nacionalidad norteamericana. Lo malo, si me apuran, no es que se haya ido, sino que pueda volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario