Me entero de que ya no van a ser necesarios los
perros en el pastoreo. Leo en El Español que
la firma Boston Dynamics y la empresa
de Nueva Zelanda Rocos se han
asociado para conseguir que Spot -que
así denominan al chucho acorazado- pueda realizar el pastoreo de ganado lanar.
Y añade el diario que “Spot” también
podrán cuidar plantaciones de kiwis en Nueva Zelanda. Lo que no sabemos todavía, o al menos yo lo
desconozco, es la capacidad de mordedura de ese “animal” fabricado a base de
chapas, luces y tornillos y controlado por un mando a distancia. Uno debería
ponerse en el lugar de la pécora para saber su grado de estrés y miedo ante ese
guardián amarillo que más parece un saltamontes gigante que un mastín. Día
llegará en que esos canes mecánicos se
instalen en las zonas residenciales para que cuiden a los moradores de los
chalés. Sólo espero que en la puerta de los jardines coloquen placas de aviso
que indiquen “cuidado con el perro mecánico”. También, en el supuesto caso de
que se escapase del recinto y te diese una dentellada, bueno sería conocer qué
inyección sería necesaria aplicar en tales circunstancias; si una dosis
antirrábica o una dosis antitetánica. Todo dependerá del material con que estén
fabricados sus dientes. En fin, ya existe la mula mecánica, el perro mecánico,
la muñeca hinchable, el libro electrónico y el tele-trabajo que evita ir a la tediosa
oficina del polígono industrial cada amanecida. Sólo falta que en las iglesias
pongan santos en los altares con brazos articulados para que te recojan las
limosnas a cambio de que una voz metálica con movimiento de mandíbula que diga:
“Dios se lo pague” en castellano y catalán, o en cinco idiomas si es en zonas
turísticas.
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