lunes, 25 de mayo de 2020

El perro mecánico



Me entero de que ya no van a ser necesarios los perros en el pastoreo. Leo en El Español que la firma Boston Dynamics y la empresa de Nueva Zelanda Rocos se han asociado para conseguir que Spot -que así denominan al chucho acorazado- pueda realizar el pastoreo de ganado lanar. Y añade el diario que “Spot” también podrán cuidar plantaciones de kiwis en Nueva Zelanda.  Lo que no sabemos todavía, o al menos yo lo desconozco, es la capacidad de mordedura de ese “animal” fabricado a base de chapas, luces y tornillos y controlado por un mando a distancia. Uno debería ponerse en el lugar de la pécora para saber su grado de estrés y miedo ante ese guardián amarillo que más parece un saltamontes gigante que un mastín. Día llegará  en que esos canes mecánicos se instalen en las zonas residenciales para que cuiden a los moradores de los chalés. Sólo espero que en la puerta de los jardines coloquen placas de aviso que indiquen “cuidado con el perro mecánico”. También, en el supuesto caso de que se escapase del recinto y te diese una dentellada, bueno sería conocer qué inyección sería necesaria aplicar en tales circunstancias; si una dosis antirrábica o una dosis antitetánica. Todo dependerá del material con que estén fabricados sus dientes. En fin, ya existe la mula mecánica, el perro mecánico, la muñeca hinchable, el libro electrónico y el tele-trabajo que evita ir a la tediosa oficina del polígono industrial cada amanecida. Sólo falta que en las iglesias pongan santos en los altares con brazos articulados para que te recojan las limosnas a cambio de que una voz metálica con movimiento de mandíbula que diga: “Dios se lo pague” en castellano y catalán, o en cinco idiomas si es en zonas turísticas.

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