Una pregunta del Centro
de Investigaciones Sociológicas ha levantado chispas en cierta prensa de la
derecha. La pregunta que el CIS hace a los españoles es la siguiente: “¿Cree
usted que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e
informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de
comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes
oficiales, o cree que hay que mantener libertad total para la difusión de
noticias e informaciones?”. Para el Grupo
Henneo, por ejemplo, se trata de una “pregunta trampa por lo larga, por loabstruso [¿esotérico?]de la redacción y por la
mezcla que hace de conceptos diferentes eincluso contradictorios entre sí”. Pero, ¿dónde está la trampa? Para el Grupo Henneo se mete en el mismo saco a
redes sociales y medios de comunicación. El concepto de red socialse
utiliza para analizar interacciones entre individuos, grupos, organizaciones o
hasta sociedades enteras.Pocas personas imaginaban que las
redes sociales tendrían un impacto tan grande como lo poseen hoy. Pero el deseo
de conectarse con otras personas desde cualquier lugar del mundo ha hecho que
las personas y las organizaciones estén cada vez más inmersas en esas redes,
como internet o cualquier otro medio. Si a ello añadimos el impacto que ha
supuesto la aparición de la prensa digital y de libros electrónicos, el
resultado final ha sido que la prensa de papel ha perdido en los últimos años
publicidad de forma galopante y ventas de ejemplares. Y, también, que muchas
librerías “de solera” hayan tenido que echar el cierre. Las fake news siguen y seguirán siendo un
tipo de bulos que consisten en un contenido pseudoperiodístico difundido a
través de portales de noticias en la prensa escrita. Y el que esté libre de
pecado, que tire la primera piedra. Las noticias, por mucho que se contrasten,
a veces se tergiversan a mayor gloria de no sabemos quién y a veces se omiten a
beneficio de inventario. Dice Henneo (esa
es la firma que consta en el editorial de hoy) que “una cosa son los
comentarios que cualquiera puede hacer en internet y otra muy distinta los
mecanismos de control y veracidad que mantenemos los medios de comunicación
profesionales”. Pare el carro, amigo. Estoy de acuerdo
que las noticias hay que contarlas tal como se producen, sin añadir nada de
cosecha propia. Pero en la prensa de papel existe también el columnismo, donde
cada firmante, a veces oculto con seudónimo, cuenta lo que le viene en gana
siempre que su libre opinión no vaya en contra de la línea editorial del medio
del que cobra. Puedo dar nombres y diarios de abruptas salidas de profesionales
como quien hace churros: Ussía, en La Razón; Sánchez Dragó, en El Mundo;
César Calderón, en Público… ¿Acaso Heraldo de Aragón, del Grupo
Henneo, informó con equidad durante la Guerra Civil? ¿Y durante el oscuro
franquismo? ¿Acaso no filtran a día de hoy las notas de los lectores? No
entraré en ninguna discusión, no merece la pena. Ahí están las hemerotecas.
Siempre recordaré a Anson siendo
director de ABC, (el decía el ABC
verdadero) cuando permitía que en su diario se pusieran noticias de este
tenor: “Por fuentes generalmente bien informadas hemos conocido que…, etc.”. Y
“esas fuentes generalmente bien informadas” todos sabemos de dónde provenían.
En fin, aquí lo dejo. Que cada palo aguante su vela.
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