viernes, 29 de mayo de 2020

Gigantes o molinos



Algunos ciudadanos parecen estar nerviosos y ven gigantes donde sólo hay molinos de viento. Tanto es así que determinadas redes sociales sostenían que el Jefe del Estado llevaba en su chaqueta un  pin con un tricornio durante su encuentro con jóvenes emprendedores y empresarios. Hasta la periodista Rosa María Artal escribía: “Imagino que este pin con un tricornio del Jefe del Estado español, será una llamada para que no ensuciar la Guardia Civil con informes tan chapuza como el perpetrado sobre el 8M, la pandemia y el gobierno. Pero debería aclararlo”. Y aclarado ha quedado. La Casa Real ha informado hoy viernes que se trataba “del botón de la condecoración de la Real Orden de Carlos III, de la que el rey es Gran Maestre”. De cualquier manera, cualquier ciudadano puede llevar un pin en la solapa de su americana representando lo que le venga en gana; verbigracia: un  pin de un club deportivo, de la bandera republicana, o de nitrato de Chile. Se ven menos pines de alféreces provisionales (una estrella de seis puntas sobre parche negro) por simples cuestiones biológicas; es decir, que el más joven de ellos tendría ahora un siglo. Siendo un muchacho, incluso pude ver esa estrella de seis puntas sobre parche verde que portaba en Calatayud el hijo de un comandante de Artillería de apellido Botey. Eso sí que se me antojaba que era rizar el rizo de lo extravagante y grotesco. El color verde significa esperanza. En el caso de aquel parche no sabemos esperanza de qué. Siempre se dijo aquello de “alférez provisional, cadáver efectivo”. La realidad es que de 30.000 alféreces provisionales murió un 10%; o sea, unos 3.000 jóvenes. Pero, claro, muchos alféreces provisionales, todos ellos de la zona sublevada y que no murieron batallando, llegaron a hacer carrera en el Ejército mediante cursos de transformación. Otros se colocaron en oficinas de los sindicatos verticales, o se dedicaron hasta su retiro a dar clases de “Formación del Espíritu Nacional”, entonces obligatoria en Bachillerato, en diversos colegios de frailes. La idea de aquel símbolo se debió al general Orgaz. En palabras del historiador Ángel Viñas, ”un hombre [Orgaz] en el que se combinaban la vanidad, la falta de cultura y una cierta timidez y provocaba explosiones que asustaban tanto a civiles como a los militares”.

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