jueves, 28 de mayo de 2020

Pavana para un anciano difunto



El mejor homenaje que se puede hacer a las personas mayores, que parecen de cristal porque nadie repara en ellas, lo ha conseguido Yerai Fernández, un vecino de  Benimamet (Valencia), en recuerdo de los innumerables ancianos caídos por culpa de la covid 19 y enterrados en la más absoluta soledad, sin la compañía de sus familiares más queridos. Yerai ha hecho una estatua de ochenta kilos de peso que representa la figura de un viejo vestido con traje, sombrero, la correspondiente mascarilla y unas zapatillas deportivas de una conocida marca. Es la figura de un señor mayor con aspecto ye-ye que descansa sobre un malecón de cemento. Tampoco falta una placa donde puede leerse: En recuerdo a los fallecidos por covid-19". La colocación de esa escultura ha coincidido -pese a que su autor no se lo había previsto-con los diez días de luto nacional decretados por el Gobierno. Un detalle digno de agradecer. Las estadísticas señalan que 4 de cada 10 personas mayores de sesenta y cinco años sufren lo que se conoce como “soledad emocional”, que llega hasta el 48% en los mayores de ochenta años. José Joaquín León, en su artículo “La soledad de los ancianos”, publicado en Diario de Cádiz (27 de mayo, 2020) contaba que “cuando empiezan los días de luto oficial, se debe recordar que las principales víctimas del coronavirus han sido los ancianos. En las residencias de mayores se han vivido escenas más propias de la barbarie que de una sociedad civilizada. También en algunos hospitales (sobre todo de Madrid y Barcelona), donde era tal la acumulación de enfermos que dejaban morir a los mayores porque no había tratamientos para todos”. (…) “Se ha llegado a publicar que han arruinado a una generación de jóvenes para prevenir a los ancianos. Cuando esa generación ha sido mantenida en los momentos de dificultades por sus mayores: con sus pensiones compartidas, con el cuidado de los nietos, con el esfuerzo que hicieron personas modestas para que sus hijos estudiaran y tuvieran un futuro mejor”. (…) “Cuando por fin el Gobierno dedica a las víctimas del coronavirus el recuerdo que se merecían, con el luto oficial, no olvidemos que sobre todo es un homenaje a una generación de mayores. Ellos han dado por los demás todo lo que tenían, incluso su vida”. La estatua de Yerai Fernández lleva implícita el silencio mudo, perdonen el pleonasmo, de esas personas que parecen transparentes y que ya no están entre nosotros. Murieron por un  proceso vírico. También de pena, como los perros abandonados en la carretera.

No hay comentarios: