miércoles, 27 de mayo de 2020

El lío del lenguaje inclusivo



El lenguaje inclusivo me produce dolor de cabeza y la pretensión del Gobierno de trasladar al “tocho” constitucional del que algunos han hecho su Biblia ese lenguaje inclusivo, ni te cuento. (Recomiendo la lectura del “Informe de la Real Academia Española sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas”). Ninguna mujer, a mi entender, debe preocuparse cuando, por ejemplo, la persona titular de un Ministerio señale que  “la pensión de los jubilados está asegurada por ley”. Dentro del adjetivo “jubilado” (del verbo “jubilar “= conjugar) se entiende (como el valor en la cartilla de la mili) que se refiere tanto a hombres como a mujeres. Leo hoy en la prensa que Margarita Robles  introduce  el lenguaje inclusivo en el Ministerio de Defensa en el último BOE sobre la organización de las Fuerzas Armadas, al sustituir la expresión "el ministro de Defensa" por "la persona titular del Ministerio de Defensa". Añade la prensa que “ello causa sorpresa entre generales y almirantes por estos cambios de nomenclatura”. No me extraña. La estructura de la Milicia, aparentemente modernizada, está tan cuadriculada como el cerebro de las hormigas, como  la Monarquía,  o como la Iglesia. Por algo dijo el duque de Wellington, -según refiere Stanley G. Payne en la introducción de “Los militares y la política en la España contemporána”- que “España es el único país donde dos y dos no son cuatro”. A nadie se le escapa que hasta el siglo XX el ejército español fue empleado casi exclusivamente para domar disturbios y mantener el orden interno. Con eso queda dicho todo. Hoy eso sería sorprendente y de ninguna manera aceptado por la ciudadanía, que corre con todos los gastos. También, España es el único país del mundo donde a los que fueron presidentes del Gobierno se les sigue llamando de manera oficial “presidentes” y al anterior jefe del Estado se le sigue llamado “rey”, pese a su abdicación en 2014. Porque lo de “rey emérito” está fuera de lugar. El único “mérito” de Juan Carlos de Borbón fue haber sido designado sucesor por un general golpista ganador de una guerra. Que yo sepa, el adjetivo “emérito” hace referencia a un profesor de universidad que sigue dando clases tras su jubilación, en reconocimiento a sus méritos, o a los obispos que por su avanzada edad dejan de gobernar una diócesis. Emérito es el participio de los verbos latinos emereo y emereor, que significaban “cesar en el servicio militar, obtener la licencia”. Lo que sucedió fue que, ante una situación imprevista, Mariano Rajoy emitió un Real Decreto (470/2014, de 13 de junio, por el que se modificaba otro Real Decreto (1368/1987, de 6 de noviembre) por el que se conservarían los mismos honores que el heredero de la Corona. Pero, a mi entender, sí será necesario modificar algo en la Constitución en el supuesto de que algún día reinase la actual princesa de Asturias. En la actualidad no aparece la palabra “princesa” en la Constitución y la palabra “reina” sólo aparece como consorte del jefe del Estado a título de rey en el artículo 58, muy de pasada. Todo se andará -como decía un maestro de escuela- si la vara no se rompe.

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