Ya en 1912, en “Psicología
de las masas”, Freud adoptó la
hipótesis de Darwin segúnla cual la forma primitiva de la sociedad
humana habría sido la horda sometida al dominio absoluto de un poderoso macho.
Pues bien, ahora no ha cambiado mucho la cosa. Los ciudadanos españoles, que
perdimos soberanía al entrar a formar parte de la Europa Comunitaria, seguimos
estando sometidos al dominio absoluto de un club que nos ha salido rana. Mientras
el presidente del Parlamento Europeo, David
Sassoli, defiende la máxima solidaridad europea ante la tragedia del
coronavirus, la parte más rica de ese club no desea compartir los costes que
esa tragedia está causando los mayores estragos en Italia y España. Así, el
ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra,
hahecho un comentario desafortunado contra
España que hasta el primer ministro portugués Antonio Costa ha calificado como “repugnante”. A Hoekstra no le ha
gustado que el presidente Sánchez
haya pedido un “plan Marshall europeo”
para paliar los efectos económicos cuando termine la pandemia. Otros socios,
llegado el momento, pedirán para España un rescate con todas sus consecuencias
de empobrecimiento por recortes para las clases menos favorecidas. A perro
flaco todo se le vuelven pulgas, mientras la Vieja Dama, la única rescatada por el Estado en 2008, no devuelve
lo prestado en su día a través del ICO (sesenta y cinco mil millones) cuando
más se necesita. Tenía razón Darwin: hoy, como hace milenios, estamos sometidos
a los dictados de los neoliberales que manejan las riendas del Club y al Foro Económico de Davos, donde Sánchez
el pasado enero prometió bajar el déficit al tiempo que exigía “justicia fiscal”.
Ya ven, ¡qué cosas…!
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