El rostro que ofrecen los medios de comunicación de Emilio Caracho, sustituto de Ángel Ron y actual presidente del Banco Popular Español, es lo más
parecido a El Grito, del noruego Edvard Munch, o al retrato que
conocemos del capitán del Titánic, Edward John Smith. La agencia de
calificación Standard & Poor´s ha
rebajado la calificación crediticia del banco que preside Caracho por la
debilidad de su capital para afrontar posibles contingencias. Ron salvó sus muebles. El
expresidente salió del banco sin indemnización pero con una pensión de 23
millones. Vamos, como Curro Romero
de La Mestranza. El banco necesita con urgencia
hacer nuevas provisiones asociadas a créditos dudosos. Aquí ya no valen los SOS
al Gobierno para un posible rescate. No se puede tensar aún más la cuerda de
los despropósitos. Que la orquesta siga interpretando en cubierta My God, to Thee y se salve el cliente
que pueda. Hoy me entero por la prensa de que sociedades de Rodrigo Rato facturaron 82 millones a
empresas públicas que él privatizó y que su entramado publicitario familiar (Cor Comunicación) ingresó 30 millones
mientras era vicepresidente del Gobierno. Me refiero a Aldeasa, BBVA, Endesa, Azucarera, Iberia, Telefónica,
Retevisión, Repsol, Logista y la empresa estatal Paradores. Esta última empresa, a partir
de 1991 se transformó en la sociedad anónima (Paradores de Turismo de España, S.A.) para intentar hacerla
rentable. Un dato: cuando Ángeles Alarcó Canosa (exmujer de Rato) fue
puesta al frente de Paradores en
febrero de 2012, figuraba como administradora única en las sociedades Rodanman Gestión 3 SL y Rafi
SL. Y así siguió constando hasta febrero de 2013. Fue
entonces cuando su ya exmarido, Rodrigo Rato, tomó el testigo para pasar a
convertirse en el administrador único de ambas empresas. Esas dos
sociedades, junto con otra de la órbita directa de Rato, Explotaciones de Carabaña SL, acaparan el 86% de la sicav
familiar del expresidente de Bankia, Donald
Inversiones. Como ven, aquí ya rechina el cornetín de las varietés.
--Por favor, unos compases de España Cañí y otra copita de absenta. Huyendo de los civiles, / un
gitano del Perchel, /sin cálculo, y sin combina, / ¿qué dónde vino a caer?...
El último que apague la luz.
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