A mi entender, las manifestaciones para intentar la
consecución de algún fin que se estima necesario deben hacerse sin folclorismos
trasnochados. Aquí sobran el clamor, la murga y el vasallaje a cambio de nada.
Ello viene a cuento con la manifestación prevista para hoy en Teruel por una
mejora en sus líneas ferroviarias. Teruel, ya lo he contado en demasiadas
ocasiones, es la única capital de provincia que no cuenta con línea ferroviaria
directa con Madrid. Pero claro, si para conseguir una mejora de las
infraestructuras existentes hay que marchar a Valencia para ser recibidos por
el alcalde Joan Ribó, continuar
hasta la Estación
del Norte para leer un manifiesto sobre la reconversión en el corredor
Cantábrico-Mediterráneo, entonar diversas jotas, para más tarde subirse a un
tren camino de Teruel y seguir con la juerga padre, proseguir hasta Zaragoza y
meterse entre carbonillas y traqueteos más de cinco horas de trayecto, parando
en diversas localidades para ser recibidos por miembros de las distintas
corporaciones locales, la cosa se complica. Diario
de Teruel aprovecha hoy, día de san
Venancio, "muerto entre abyectas sonrisas", que diría Cela, para hacer acopio de la misma reivindicación que se hizo en
1902 y en la misma línea ferroviaria. Entonces hubo crónicas por telégrafo del
corresponsal Federico Andrés sobre
aquellas tres etapas en el tren correo del Central de Aragón donde estaba
previsto que se escenificara un “secuestro” del convoy para hacerlo llegar a
Zaragoza por Tarragona, pero no fue autorizado.
En su primera crónica, describe el periodista entre otras
cosas:
“Grandes personalidades reuniéronse hoy, para ver partir este
ferrocarril con sus aguerridos viajeros, que ya pone rumbo a su destino.
Pasajeros de excepción emprenderán, Dios mediante, esta arriesgada aventura. El
notable arquitecto D. Pablo Monguió acompañado de su bella esposa Dª Pilar
Fonts, siempre en comunión con su socio y sorprendente herrero D. Matías Abad y
su simpática esposa Dª Andrea Cristóbal. El afamado oftalmólogo D. Pedro
Giménez Corbatón y señora, junto con personas de la talla de Dª Dolores Romero,
gran benefactora de niños y pobres, con nuestro amigo D. Bartolomé Esteban,
ingeniero de ferrocarril y muchos más que podrán vivir, in situ, la grandiosa hazaña
de ver, como este tren, consigue subir los puertos de Barracas o Escandón rumbo
a Teruel. Detectando gran impaciencia y nerviosismo en todos, especialmente las
señoras, partimos de Valencia”.
En su segunda crónica se cuenta:
“Con tranquilidad y llaneando, se ha desarrollado el trayecto hasta a
Sagunto. Durante el mismo un servidor ha tenido cambios de impresiones
con algunos pasajeros que por primera vez usan este medio de transporte. Tal es
el caso del inteligente físico D. Blas Cabrera y Felipe, que nos infunde
tranquilidad y confianza en este gigante surcador de montañas. D. Vicente
Fabregat, el competente director de la banda de música de Teruel, nos relata,
bajo la atenta mirada de su esposa, como el suave traqueteo del tren le está
inspirando una bella melodía cuyo libreto bien podría llamarse “Al compás del
chacacha”.
Y en su tercera:
“Ya en la provincia turolense, donde el frío se hace notar y las nubes
nos con dejar caer o bien lluvia o bien
nieve, el que estas letras escribe se apea del gigante con el fin de respirar
aire fresco. No puedo negar que ha sido ciertamente arriesgado subir el puerto
de Barracas. Varias señoras han tenido que ser atendidas a causa de desmayos,
dolores de cabeza, mareos, dolor de oídos y alguna que otra indisposición intestinal.
Entre las desgraciadas mujeres se encontraba Dª. Ricarda (quien lo iba a decir
de la propietaria del único automóvil de la ciudad de Teruel), la Sra. Farrusini (que
ha perdido la cuenta de las entradas que llevaba vendidas para su cinematógrafo
de feria), la condesa de Parcent, cuyo esposo hallábase jugando a las cartas y
la marquesa de la Cañada,
cuyo marido no ha parado de sobre los viajes trasatlánticos y el peligro de los
icebergs para los barcos, con el conde de Parcent. El inteligente arquitecto D. Manuel
Cortina también se sintió indispuesto, pero se recuperó en breve gracias a una
copa de coñac con la que le obsequió un parroquiano. Una vez repuestos
continuamos viaje, y después de este singular trayecto, veo que comienza el
séptimo Rosario guiado por la pía Dª. Dolores Romero”.
Ahora, un siglo más tarde, se repite el escenario con
distintos actores. Todos ellos lucen traje regional, cantan y bailan jotas, son
recibidos por alcaldes, toman vermús en los andenes y siguen esperanzados en solucionar
su problema de comunicación. Ya sabemos que Teruel existe, pero no veo
necesario tener que recurrir a los Coros y Danzas de la Sección Femenina del Partido
Aragonés Regionalista. El movimiento se demuestra andando. Una performance siempre intenta sorprender
al público que la contempla. Y así se hizo hace pocas fechas con la
representación por las calles de Teruel de una conocida obra de Hartzenbusch. Pero las reivindicaciones en materia de transporte
por ferrocarril, para que sean efectivas, requieren el esfuerzo sansoniano de
ciertos políticos que sólo se acuerdan de que Teruel existe cuando desean
figurar en las listas por la circunscripción de esa provincia. Su baja densidad
de población les beneficia por la Ley
D'Hondt. Ya lo dijo León Felipe: “Yo no sé
muchas cosas, es verdad, / pero me han dormido con todos los cuentos…/ y sé
todos los cuentos”.
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