“Suele pensarse,
con acierto, que las grandes figuras políticas de la España decimonónica
constituyeron, en parte elementos significativos de la oligarquía industrial y
financiera, que contribuyó a la formación de una sociedad capitalista moderna,
y se beneficiaron, en consecuencia, de sus ventajas. El cruce de intereses
entre el sector económico y el político configuraron, a lo largo de la Restauración, la
estructura burguesa de poder oligárquico, que caracteriza ese período”. (“La Banca Española en la Restauración”.
Tomo HI. Política y Finanzas. Servicio de Estudios del Banco de España, Madrid,
1974, pp. 34-40). Ya antes, “Serrano,
por ejemplo, se hallaba vinculado desde 1966, en calidad de consejero y luego
de presidente, a la primera empresa ferroviaria del país, la Compañía de los Caminos
de Hierro del Norte de España, promovida por Pereire Los lazos no se romperán hasta su muerte, en 1886, salvo
los períodos que ostentaba la
Jefatura de Gobierno. Antes había presidido el Consejo de
Administración del Ferrocarril de Sevilla a Jerez”. (Véase Compañía de los
Caminos de Hierro del Norte de España (1856-1946) “Historia, actuación,
concesiones, ingresos, gastos y balances”, tomo HI, Madrid, Espasa-Calpe,
1940, pp. 647 a
654). “Montero Ríos era, en 1874, presidente del Ferrocarril Compostelano de
Santiago a Carril”. (Véase “Anuario de los Ferrocarriles, 1874”, Madrid, Oficina
del Bulletin Financier Espagnol y de la Correspondance Generale
d’Espagne, 1874, pp. 214 y 279).”En los años 80 de la centuria, Castelar formaba parte del grupo de
administradores de la
Compañía de Ferrocarril del Puerto de Cartagena a los
distintos puntos mineros de las cercanías y presidía una compañía francesa, que
monopolizaba las concesiones ferroviarias de Puerto Rico. También se sabe que
recibía treinta mil reales anuales como consejero de Administración del
Ferrocarril de Bobadilla a Algeciras.” ( Cfr. Gaceta de Madrid,
16,HI,1881, y C. Llorca, “Emilio Castelar”, Madrid, 1966, pp. 316 y 317)
“Por aquel tiempo, también Moret tenía intereses en los Ferrocarriles de
Cáceres a Portugal”. (Tuñón de Lara: “Estudios sobre el siglo XIX”, p.
174.) “Canalejas, siguiendo la
tradición paterna, desempeñaría en 1878 el cargo de secretario de dirección en la Compañía de Ferrocarriles
de Ciudad Real a Badajoz y de Almonchón a Belmez, donde su progenitor era
director general, y presidente el marqués de Cabra, Martín Belda, luego gobernador del Banco de España”. (“Anuario
de los Ferrocarriles, 1878”,
p. 251.) “Todavía encontramos en las filas liberales, iniciado ya el siglo XX,
al conde de Romanones, consejero del
Ferrocarril de Madrid a Aragón.” (“La formación de la sociedad capitalista
en España, 1914-1920”,
en J.Muñoz, y en “Datos para el estudio de la estructura industrial y para
la cuantificación del proceso de concentración de poder económico en 1820”, S. Roldán, tomo
II, Madrid, 1973, p. 395.) “Por el lado
conservador están Jorge Loring, el
propio Cánovas, que además de Silvela, fue consejero y asesor de la Compañía de Ferrocarriles
Andaluces, al constituirse ésta en 1872, llegando, incluso, a desempeñar la
presidencia. En 1874 ostentaba también en cargo en la Compañía de los
Ferrocarriles de Medina del Campo a Zamora y de Orense a Vigo (“Anuario de
Ferrocarriles, 1874”,
p. 340.) “Eduardo Dato fue miembro
del Consejo de Administración del MZA.” (Tuñón de Lara, “Historia y realidad
del poder”, p.30.) En los últimos años del siglo XIX, Valentín Almirall denunciaba el maridaje entre los intereses de la
política y los negocios ferroviarios:”En España, decía, las Compañías de
Ferrocarriles se apresuran a introducir en sus Consejos de Administración, con
sueldos muy sustanciosos, a los principales políticos de todos los partidos,
para tener, sea cual fuere la forma de gobierno y sea cual fuere el partido que
ocupe el poder, personas que cuiden de sus intereses dentro del Ministerio. De
este modo, siempre ganan sus pleitos contra los particulares... Después de esto
se comprenderá muy bien por qué nuestros políticos no precisan de capacidades
ni de conocimientos especiales para ser directores o consejeros de Compañías de
Ferrocarriles o de otras similares. Basta con que tengan la probabilidad de
llegar a ser ministros (...). Así, el señor Cánovas del Castillo, presidente
anterior y futuro del Consejo de Ministros, es director de cinco grandes
Compañías y cobra por ello pingües gratificaciones anuales, aunque no tenga más
idea de los ferrocarriles y de su administración que la que pueda tener
de los cráteres de la luna...”. V.Almirall: “España tal como es”,
ed. de A. Jutglar y trad. de Rosario Fernández Cancela, Madrid 1972, p. 51).
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