sábado, 29 de abril de 2017

Cruce de intereses económico-políticos durante la Restauración (I)




Suele pensarse, con acierto, que las grandes figuras políticas de la España decimonónica constituyeron, en parte elementos significativos de la oligarquía industrial y financiera, que contribuyó a la formación de una sociedad capitalista moderna, y se beneficiaron, en consecuencia, de sus ventajas. El cruce de intereses entre el sector económico y el político configuraron, a lo largo de la Restauración, la estructura burguesa de poder oligárquico, que caracteriza ese período”. (“La Banca Española en la Restauración”. Tomo HI. Política y Finanzas. Servicio de Estudios del Banco de España, Madrid, 1974, pp. 34-40). Ya antes, “Serrano, por ejemplo, se hallaba vinculado desde 1966, en calidad de consejero y luego de presidente, a la primera empresa ferroviaria del país, la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, promovida por Pereire Los lazos no se romperán hasta su muerte, en 1886, salvo los períodos que ostentaba la Jefatura de Gobierno. Antes había presidido el Consejo de Administración del Ferrocarril de Sevilla a Jerez”. (Véase Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España (1856-1946) “Historia, actuación, concesiones, ingresos, gastos y balances”, tomo HI, Madrid, Espasa-Calpe, 1940, pp. 647 a 654). “Montero Ríos era, en 1874, presidente del Ferrocarril Compostelano de Santiago a Carril”. (Véase “Anuario de los Ferrocarriles, 1874”, Madrid, Oficina del Bulletin Financier Espagnol y de la Correspondance Generale d’Espagne, 1874, pp. 214 y 279).”En los años 80 de la centuria, Castelar formaba parte del grupo de administradores de la Compañía de Ferrocarril del Puerto de Cartagena a los distintos puntos mineros de las cercanías y presidía una compañía francesa, que monopolizaba las concesiones ferroviarias de Puerto Rico. También se sabe que recibía treinta mil reales anuales como consejero de Administración del Ferrocarril de Bobadilla a Algeciras.” ( Cfr. Gaceta de Madrid, 16,HI,1881, y C. Llorca, “Emilio Castelar”, Madrid, 1966, pp. 316 y 317) “Por aquel tiempo, también Moret tenía intereses en los Ferrocarriles de Cáceres a Portugal”. (Tuñón de Lara: “Estudios sobre el siglo XIX”, p. 174.) “Canalejas, siguiendo la tradición paterna, desempeñaría en 1878 el cargo de secretario de dirección en la Compañía de Ferrocarriles de Ciudad Real a Badajoz y de Almonchón a Belmez, donde su progenitor era director general, y presidente el marqués de Cabra, Martín Belda, luego gobernador del Banco de España”. (“Anuario de los Ferrocarriles, 1878”, p. 251.) “Todavía encontramos en las filas liberales, iniciado ya el siglo XX, al conde de Romanones, consejero del Ferrocarril de Madrid a Aragón.” (“La formación de la sociedad capitalista en España, 1914-1920”, en J.Muñoz, y en “Datos para el estudio de la estructura industrial y para la cuantificación del proceso de concentración de poder económico en 1820”, S. Roldán, tomo II, Madrid, 1973, p. 395.)  “Por el lado conservador están Jorge Loring, el propio Cánovas, que además de Silvela, fue consejero y asesor de la Compañía de Ferrocarriles Andaluces, al constituirse ésta en 1872, llegando, incluso, a desempeñar la presidencia. En 1874 ostentaba también en cargo en la Compañía de los Ferrocarriles de Medina del Campo a Zamora y de Orense a Vigo (“Anuario de Ferrocarriles, 1874”, p. 340.) “Eduardo Dato fue miembro del Consejo de Administración del MZA.” (Tuñón de Lara, “Historia y realidad del poder”, p.30.) En los últimos años del siglo XIX, Valentín Almirall denunciaba el maridaje entre los intereses de la política y los negocios ferroviarios:”En España, decía, las Compañías de Ferrocarriles se apresuran a introducir en sus Consejos de Administración, con sueldos muy sustanciosos, a los principales políticos de todos los partidos, para tener, sea cual fuere la forma de gobierno y sea cual fuere el partido que ocupe el poder, personas que cuiden de sus intereses dentro del Ministerio. De este modo, siempre ganan sus pleitos contra los particulares... Después de esto se comprenderá muy bien por qué nuestros políticos no precisan de capacidades ni de conocimientos especiales para ser directores o consejeros de Compañías de Ferrocarriles o de otras similares. Basta con que tengan la probabilidad de llegar a ser ministros (...). Así, el señor Cánovas del Castillo, presidente anterior y futuro del Consejo de Ministros, es director de cinco grandes Compañías y cobra por ello pingües gratificaciones anuales, aunque no tenga más idea de los ferrocarriles y de su administración que la que pueda tener de los cráteres de la luna...”. V.Almirall: “España tal como es”, ed. de A. Jutglar y trad. de Rosario Fernández Cancela, Madrid 1972, p. 51).

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