viernes, 7 de abril de 2017

Viernes de Dolores




Hoy es Viernes de Dolores. Eso quiere decir que el domingo comienza la Semana Santa. Ya está todo preparado para que salgan por  ciudades y pueblos las procesiones, todas ellas coincidiendo con la primera luna llena del equinoccio de primavera en el hemisferio norte. También comenzarán los desplazamientos por tierra, mar y aire, se llenarán hoteles y apartamentos e invasión de playas, montes, ríos y valles. Los que como yo nos quedamos en la ciudad puede que todavía podamos ver por televisión películas de romanos, la procesión de Málaga con los legionarios cantando a la muerte, los tétricos actos silenciosos en la Castilla profunda, una retransmisión del Sermón de las Siete Palabras en Valladolid por la Cope, o escuchar  La Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach en Radio Clásica. Aunque creo que ya no es lo de antes, o sea, cuando en la radio sólo emitían el  Dies irae de Mozart, el salmo De profundis y cosas parecidas mañana, tarde y noche. Años atrás no permitían abrir las discotecas, tapaban los altares con velos morados y los lugareños se ponían el traje de los domingos para asistir a los oficios de Jueves Santo. Pero todo tenía su lado bueno. Gracias a esa Semana Santa, donde se recordaba con consternación a Anás, Caifás, Pilatos, Barrabás, Longinos, etc. y a los tipos que mataron al Mesías, puedo comer torrijas, esos dulces de larga tradición carpetovetónica, hechos con pan del día anterior, leche, huevos, un palo de canela en rama, una vaina de vainilla, la cáscara de medio limón, un chorrito de vino Pedro Ximénez, azúcar blanquilla, una cucharada de canela molida y un buen aceite de oliva suave. El resultado final es excelso, si acaso sólo comparable a los nicanores de Boñar, ese simple hojaldre espolvoreado con azúcar glas ideado por  Nicanor Rodríguez en 1880. Nicanor había aprendido el oficio en la confitería leonesa de Camilo de Blas, fundada en León en 1827. En 2008 su obrador de Oviedo se convirtió en plató cinematográfico para la toma de unas escenas de la película Vicky Cristina Barcelona de Woody Allen, rodada en  Barcelona, Oviedo y Avilés. El Club de los Viernes ha aprobado hoy siete reales decretos por los que conceden sendos indultos especiales a presos a petición de distintas cofradías y hermandades religiosas con motivo de la Semana Santa. Ya saben, si se topan con un penitente muy alto, rubio y arrastrando cadenas de goma espuma para no cansarse mucho en cualquiera de esas múltiples procesiones, obsérvenle con atención. Podría tratarse del que ustedes se imaginan y que todavía no ha pisado la cárcel.

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