Hoy es Viernes de Dolores. Eso quiere decir que el domingo
comienza la Semana Santa.
Ya está todo preparado para que salgan por ciudades y pueblos las procesiones, todas
ellas coincidiendo con la primera luna llena del equinoccio de primavera en el
hemisferio norte. También comenzarán los desplazamientos por tierra, mar y
aire, se llenarán hoteles y apartamentos e invasión de playas, montes, ríos y
valles. Los que como yo nos quedamos en la ciudad puede que todavía podamos ver
por televisión películas de romanos, la procesión de Málaga con los legionarios
cantando a la muerte, los tétricos actos silenciosos en la Castilla profunda, una
retransmisión del Sermón de las Siete
Palabras en Valladolid por la
Cope, o escuchar La Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach en Radio Clásica. Aunque creo que ya no es
lo de antes, o sea, cuando en la radio sólo emitían el Dies
irae de Mozart, el salmo De profundis y cosas parecidas mañana,
tarde y noche. Años atrás no permitían abrir las discotecas, tapaban los altares
con velos morados y los lugareños se ponían el traje de los domingos para
asistir a los oficios de Jueves Santo. Pero todo tenía su lado bueno. Gracias a
esa Semana Santa, donde se recordaba con consternación a Anás, Caifás, Pilatos, Barrabás, Longinos, etc.
y a los tipos que mataron al Mesías,
puedo comer torrijas, esos dulces de larga tradición carpetovetónica, hechos
con pan del día anterior, leche, huevos, un palo de canela en rama, una vaina
de vainilla, la cáscara de medio limón, un chorrito de vino Pedro Ximénez, azúcar blanquilla, una
cucharada de canela molida y un buen aceite de oliva suave. El resultado final
es excelso, si acaso sólo comparable a los nicanores
de Boñar, ese simple hojaldre espolvoreado con azúcar glas ideado por Nicanor
Rodríguez en 1880. Nicanor había aprendido el oficio en la confitería
leonesa de Camilo de Blas, fundada
en León en 1827. En 2008 su obrador de Oviedo se convirtió en plató
cinematográfico para la toma de unas escenas de la película Vicky Cristina
Barcelona de Woody Allen,
rodada en Barcelona,
Oviedo y Avilés. El Club de los Viernes ha aprobado hoy siete reales decretos por
los que conceden sendos indultos especiales a presos a petición de distintas
cofradías y hermandades religiosas con motivo de la Semana Santa. Ya
saben, si se topan con un penitente muy alto, rubio y arrastrando cadenas de
goma espuma para no cansarse mucho en cualquiera de esas múltiples procesiones,
obsérvenle con atención. Podría tratarse del que ustedes se imaginan y que
todavía no ha pisado la cárcel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario