Me entero por El País
de que, según el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para este año
presentado al Congreso, “la dotación a la DGT cae un 2 % pero confía recaudar 355 millones
de euros en multas este año”. Eso me recuerda lo que le sucede a un botones en
un hotel de lujo cuando se le contrata. Se le informa al aspirante que su
salario será pequeño, pero que tendrá la posibilidad de incrementarlo
sustancialmente con las propinas que reciba de los clientes. Si el Gobierno da
por hecho que no importa que la dotación para Tráfico caiga un 2% esperando
compensarlo con creces con las multas impuestas, también yo, ciudadano que paga
en sus impuestos hasta el último celemín, estoy en mi derecho a pensar que en
muchas multas que aplica la Guardia Civil
en carretera existe, además de una infracción, un perverso afán recaudatorio,
Sobre todo, con los radares-armario escondidos entre matorrales en páramos de
carreteras secundarias donde no pasa ni cristo. Aquí lo que no va en preces va
en oraciones. Podría invitar a los conductores a que se encomendasen a san Cristóbal, uno de los catorce
santos auxiliadores, pero ahora recuerdo que fue descanonizado por Pablo VI tras el Concilio Vaticano II, como sucedió con san Crispín, santa Bárbara,
santa Úrsula, etcétera. Supongo que
con esa previsible recaudación en multas de tráfico se podrá hacer frente,
también, a la obra del piso oficial del director general de Tráfico, Gregorio Serrano, antiguo teniente de
alcalde del Ayuntamiento de Sevilla siendo alcalde Juan Ignacio Zoido, cuya reforma integral fue adjudicada a Mercon Obras SL, por 50.762 euros. Según
el dossier completo de la citada obra, el presupuesto incluye, entre
otras cosas, un falso techo de escayola
lisa por 2.325 euros, un armario corredero de 2.392 euros o una tarima flotante
de roble de 4.000 euros. La actuación supone desde el reemplazo de
ventanas hasta la instalación de un nuevo sistema de calefacción, e implica
trabajos de albañilería, fontanería, instalación eléctrica, pintura,
carpintería metálica y de madera. Pero no pasa nada. Con sacar la libretilla de
las multas a pasear y dotar a los radares de armario, no sé si correderos, con
lupas como las de telescopio espacial Hubble, que la obra
en la casa-cuartel donde vivirá Gregorio Serrano la paguen los domingueros. Así
de fácil.
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