jueves, 27 de abril de 2017

La fórmula de Margallo





La fórmula que propone el exministro de Exteriores García-Margallo de crear un “comité de hombres sabios independientes”, que juzguen las actitudes de los miembros de un partido cuando existan inicios de corrupción, me parece tan desacertada como intentar ganar una guerra disparando corchos atados con una cuerda. De ser así, ¿para que existen los tribunales de Justicia? Proponer crear un comité de sabios para tales menesteres contra unos  sinvergüenzas que se las saben todas es labor que sólo se le ocurriría, si acaso, al que asó la manteca. García-Margallo señaló, además, en un reciente encuentro con los empresarios de Zaragoza, que la corrupción que se está produciendo en este país es “transversal” y “especialmente dolorosa”. Pareciera que se estuviese refiriendo a las dolorosísimas inyecciones de “hepal-crudo forte” que me ponía en Lugo el practicante Pontide siendo yo un niño flacucho, o a la pésima estocada a un  astado durante los festejos isidreros y que requiriese el uso de verduguillo al maltratado toro repuchado en tablas. ¿Qué es eso de un comité de sabios independientes? ¿Acaso se refiere García-Margallo a los descendientes directos del doctor Franz de Copenhague? También dijo a los empresarios que Mariano Rajoy ya ha puesto en marcha “una batería de medidas sin precedentes”. García-Margallo, ahora convertido en tertuliano habitual de la televisión de los curas, debería pensar lo que dice. Esperar a que don Tancredo solucione los problemas del corrupto partido que él preside es como tener fe ciega en que montados sobre un tiovivo podamos volar a Buyumbura.

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