miércoles, 5 de abril de 2017

Fiambres en cartoné





Aquí ya se comenta eso de la hidrólisis alcalina para hacer desaparecer cadáveres sin recurrir a la cremación. La técnica consiste en introducir al difunto en un cilindro de acero a presión que vierte una mezcla de hidróxido de potasio y agua a 170ºC. El proceso dura cerca de dos horas y el único residuo sólido que queda es una matriz de fosfato cálcico procedente de los huesos y que conserva la forma del esqueleto. Pero al aplastarlo se disgrega y queda reducido a un montoncito de sal, que se puede entregar a los familiares si lo desean. Eso de “hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad”, ya se decía en el sainete lírico La verbena de la Paloma, estrenada en el Teatro Apolo de Madrid el 17 de febrero de 1894. La empresa RestGreen ya fabrica ataúdes de cartón reciclado con una resistencia de hasta 150 kilos a un precio de 100 euros más IVA. Todavía existen reticencias para su uso en algunas comunidades, como Castilla y León y Madrid, por razones que desconozco. Espero que alguien me lo explique. Por aquellas fechas de finales del XIX tampoco se hubiese entendido que se pudiese envasar vino  en tetrabrik, como hicieron con éxito las Bodegas López Morenas en Fuentes del Maestre (Badajoz) a partir de 1990. Hoy se envasan con el mismo procedimiento y por diversos empresarios zumos de frutas, leche, caldos, etcétera. Tienen la ventaja de ahorrarnos tener que pagar el casco. Pues nada, de ahora en adelante los fiambres, o sea, los que hincan el pico, irán forrados en cartoné como los libros en ediciones de postín. Dia llegará en el que nos enterarán forrados en rústica como las novelas del Oeste, o en papel parafinado de carnicero. Lo importante es que el forro sea de material biodegradable.

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