Fiambres en cartoné
Aquí ya se comenta eso de la hidrólisis alcalina para hacer desaparecer
cadáveres sin recurrir a la cremación. La técnica consiste en introducir al difunto
en un cilindro de acero a presión que vierte una mezcla de hidróxido de
potasio y agua a 170ºC.
El proceso dura cerca de dos horas y el único residuo sólido que queda es una
matriz de fosfato cálcico procedente de los huesos y que conserva la forma del
esqueleto. Pero al aplastarlo se disgrega y queda reducido a un montoncito de
sal, que se puede entregar a los familiares si lo desean. Eso de “hoy los tiempos adelantan que es una
barbaridad”, ya se decía en el sainete lírico La verbena de la Paloma,
estrenada en el Teatro Apolo de
Madrid el 17 de febrero de 1894. La empresa RestGreen
ya fabrica ataúdes de cartón reciclado con una resistencia de hasta 150
kilos a un precio de 100 euros más IVA. Todavía existen reticencias para su uso
en algunas comunidades, como Castilla y León y Madrid, por razones que
desconozco. Espero que alguien me lo explique. Por aquellas fechas de finales
del XIX tampoco se hubiese entendido que se pudiese envasar vino en tetrabrik,
como hicieron con éxito las Bodegas
López Morenas en Fuentes del Maestre (Badajoz) a partir de 1990. Hoy se
envasan con el mismo procedimiento y por diversos empresarios zumos de frutas,
leche, caldos, etcétera. Tienen la ventaja de ahorrarnos tener que pagar el
casco. Pues nada, de ahora en adelante los fiambres, o sea, los que hincan el pico, irán
forrados en cartoné como los libros en ediciones de postín. Dia llegará en el
que nos enterarán forrados en rústica como las novelas del Oeste, o en papel
parafinado de carnicero. Lo importante es que el forro sea de material
biodegradable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario