No aporto nada nuevo si afirmo, como así lo hago, que me
pareció desproporcionada la sentencia de la Audiencia Nacional
contra Cassandra Vera por los 13
comentarios en su cuenta personal de Twitter
sobre Luis Carrero Blanco, al
entender la Audiencia
que “humilló a las víctimas del terrorismo”. Hasta ahora se sabe que miembros
de ETA fueron los ejecutores materiales de la “Operación ogro”, pero todavía existen flecos sin aclarar. No cabe
duda de que Carrero fue una víctima del terrorismo, también lo fueron su chófer
y su guardaespaldas, y que el Dodge
que tenía a su servicio saltó por los aires en la madrileña calle de Claudio
Coello una fría mañana de diciembre. Respeto a todas las víctimas del terrorismo, faltaría más.Y jamás haría chistes sobre esas desgracias. Podríamos haber sido cuaquiera de nosotros. Pero de igual manera entiendo que a
Cassandra Vera le asiste el derecho de hacer humor con lo que le venga en gana.
Cosa distinta es que tales chascarrillos sean de mal gusto. Los españoles
tenemos un gran sentido del humor y en este país se han hecho chistes de todo
lo que se mueve y de todo lo que vuela por los aires. Recuerdo en mis tiempos
de veraneante en Zarauz, todavía con Franco
vivo, a grupos musicales haciendo sonar sus instrumentos cada noche en el
quiosco de la plaza y al vocalista cantando en eusquera. Yo no sabía a qué se
refería, pero en un momento determinado si observaba cómo los presentes, que
eran muchos, lanzaban jerséis al aire. Y no pasaba nada. Pues bien, hasta una
nieta de Carrero ha considerado “disparatada” la sentencia contra Cassandra. Y
ahora me entero de que la Audiencia
Provincial de Madrid ha admitido a trámite una denuncia
interpuesta por la Asociación para la defensa del Valle de los Caídos
contra el Gran Wyoming y Dani Mateo por un chiste sobre el
mausoleo franquista que realizaron en el transcurso de un sketch durante la emisión del 10 de mayo del 2016 en programa El Intermedio en la Sexta.
Señalaban en su denuncia los componentes de esa Asociación
que ambos “incurrieron en un delito contra los sentimientos religiosos”. Una
denuncia que no admitió a trámite el Juzgado de Instrucción número 4 de
Alcorcón, pero que la
Audiencia ha admitido recurso de apelación. Gran Wyoming y
Dani Mateo explicaban en aquel programa
que “el Valle de los Caídos, alberga la cruz cristiana más grande del mundo,
con doscientas mil toneladas de peso y ciento cincuenta metros de altura, el
triple de lo que mide la torre de Pisa. Y eso es porque Franco quería que esa Cruz
se viera de lejos, normal, porque quien va a querer ver esa
mierda de cerca”. Me da la sensación de que los miembros de esa Asociación
franquista tienen la piel muy fina. Yo suelo ir con frecuencia a Collado
Villalba. Y las ventanas de casa dan a la Sierra de Guadarrama, lo que me permite ver
relativamente cercana la cruz de Cuelgamuros. Y les confieso que a mí también
me parece todo el conjunto del Valle de los Caídos una auténtica mierda, de
cerca y de lejos. Una auténtica mierda hecha con gran sufrimiento por
prisioneros de guerra que merecen todo mi respeto y que lucharon por defender
la libertad. Pero que el conjunto de esa basílica me parezca una auténtica
mierda no quiere decir que incurra en delito contra los sentimientos
religiosos. Lo cortés no quita lo valiente. Aquí los que incurrieron en delito
fueron aquellos que hicieron un golpe de Estado contra la II República y un
posterior crimen de lesa humanidad. A otros ciudadanos les puede parecer una
auténtica mierda La
Sagrada Familia barcelonesa o la Catedral de El Burgo de
Osma. Más mierda todavía ahora, que cobran entrada por visitar su interior.
¡Estaría bueno que la rancia derechona nos guiara sobre lo que nos debe o no
gustar! Quién manda aquí, ¿Goebbels?
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