viernes, 14 de abril de 2017

¡Viva la República!





Hace 86 años ya. A mí me sucede como a Jorge M. Reverte. En mi entorno cercano no queda nadie vivo que recuerde aquel momento histórico que se vivió en la madrileña Puerta del Sol. “Hoy el ideal republicano --señala Reverte en El País -- admite incluso la presencia de un rey que respete escrupulosamente la Constitución. No se trata de un régimen específico sino de un sistema no sólo respetuoso sino beligerante a favor de la libertad, la igualdad y la fraternidad entre los ciudadanos”. (...) “Los republicanos, sin embargo, no abundan en la franja derecha de nuestro espectro político. Es algo raro, y se puede ver cómo, por ejemplo, en Estados Unidos, la derecha puede defender la libertad con el mismo ahínco que su pellejo. La derecha española sigue, no se sabe por qué, apiñada en torno al pasado que representan los fascistas que acabaron con la República tras una cruenta guerra de tres años”. Eso ya se sabe y debemos convivir con ello. La derecha, también la jerarquía católica, han sido incapaz hasta el momento de manifestar su más profundo rechazo por lo que significó el golpe de Estado de unos militares, apoyados por una trama civil, aquel malhadado verano de 1936. Estos días se llenan las calles de ciudades y pueblos españoles de un raro fervorín religioso: peanas, tambores, trompetas, exhibiciones legionarias en Málaga haciendo de majorettes por un día ante la presencia de la ministra de Defensa, que me recuerda a Corita Viamonte..., uff, demasiado para el cuerpo. ¡Esta ya no es mi España, que me la han cambiado! Raúl del Pozo, en El Mundo, nombra a Susan George, autora de Informe Lugano. “Está convencida –cuenta Del Pozo-- de que en España han ganado los ricos y los banqueros, los culpables de la crisis. Añade que los súbditos de los Borbones se han convertido en ratas de laboratorio para comprobar cuánto más pueden aguantar. Declara que Podemos no pactó con el PSOE porque éste no es un partido es de izquierdas. Los premios Nobel de guardia insisten en su teoría de que los españoles soportan con docilidad el poder de la Troika sobre España, que es cada vez mayor”. Es lo que hay. Con esos mimbres no puede hacerse un buen cesto.

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